Quién no ha oído, y practicado, alguna vez aquello de ‘vamos a comernos la mona’… Y es que una de las tradiciones de la Pascua, a la vuelta ya de la esquina, es la de merendar este manjar que tiene como ingredientes base la harina, el huevo y el azúcar y que simboliza que la Cuaresma y la abstinencia alimentaria ligada a ella han tocado a su fin.
Aunque el origen de esta tradición se remonta al periodo comprendido entre los siglos XV y XVIII y a regiones muy concretas (Cataluña y Comunidad Valenciana), lo cierto es que hay quien la sitúa durante la etapa de la presencia morisca en España, y es que la palabra ‘mona’ proviene del término árabe ‘munna’, que significa “provisión para la boca” y era, al parecer, el regalo con el que los musulmanas obsequiaban a sus señores para festejar el fin de la Cuaresma.
La tradición marcaba que este bollo o rosco con varios huevos duros incrustados en su superficie era el regalo que hacían los padrinos a sus ahijados el domingo de Pascua, y tenía tantos huevos –símbolo de vida- como años iba cumpliendo el niño o la niña, hasta un máximo de doce.
Las monas que conocemos en la actualidad poco tienen que ver con las rudimentarias monas de estos siglos atrás. En el imaginario de muchos la palabra ‘mona’ va asociada ahora a complejas esculturas de chocolate que se levantan en los escaparates con las figuras de los personajes animados o los superhéroes de moda o con las banderas de los clubes de fútbol con mayor número de seguidores.
Fue a partir del siglo XIX cuando las confiterías entraron en acción y empezaron a imprimir complejidad a este postre básico sustituyendo, por ejemplo, los huevos duros por huevos de chocolate.
Parajes para una buena merienda de Pascua en Mosqueruela
Merendar este postre durante la Pascua se ha extendido a prácticamente todas las comunidades y municipios. Y Mosqueruela no es una excepción. Las panaderías de la población elaboran durante estos días suculentas piezas que, además de dulces, tienen su particular versión salada con ‘conserva’ de cerdo –base de la cocina local- con piezas de lomo y longaniza en su interior.
Además, la localidad tiene múltiples emplazamientos al aire libre en los que disfrutar de una buena merienda de Pascua en el campo con la mona como excusa, desde parajes más próximos al casco urbano, como la Huerta o los ermitorios de San Lamberto y San Antonio –desde donde disfrutar además de una buena panorámica de la población- hasta el merendero de Las Truchas, a poco más de seis kilómetros de Mosqueruela.