Si tenéis la suerte de estar a punto de pasar unos días de descanso o unas mini vacaciones navideñas en Mosqueruela, os proponemos una ruta senderista perfecta para disfrutar de una agradable mañana: la que conecta nuestra población con el merendero de Las Truchas, un paraje que, al igual que el camino hasta llegar a él, os dejará muy buen sabor de boca.
Perfecta para hacerla con amigos, en familia, a pie o en bicicleta -si eres un amante de las dos ruedas- la ruta es bastante sencilla, tiene 6,5 metros de longitud, 20 de desnivel y sólo os llevará poco más de tres horas completarla (ida y vuelta), algo más si vais con ‘peques’ o queréis hacerla con calma, que para algo estáis de vacaciones.
Arranca en una pista asfaltada que encontraremos justo a la salida del pueblo, si vamos en dirección a Vilafranca del Cid, y que sale por el margen izquierdo de este carretera, en las faldas de la ermita de San Antonio (que se queda a la derecha) y dejando la ermita de San Lamberto a la izquierda. Es la misma pista que conduce a la vecina población de Cantavieja, pero sólo será necesario recorrer unos pocos metros hasta encontrar un cartel que indica el entrador al camino que nos conducirá al merendero. Un camino asfaltado en un primer tramo y de tierra cuando empieza a avanzar hacia el barranco de las Truchas.
Uno de los atractivos de esta ruta son las construcciones de piedra en seco que la salpican. Una arquitectura característica de esta zona que aglutina metros y metros de paredes y múltiples casetas –usadas a modo de refugio- levantadas mediante piedras unidas únicamente por la pericia y la habilidad del constructor, sin utilizar ningún elemento de conexión como cemento o argamasa. Los imponentes pinares que bordean el sendero –abrigaos porque las ombrías que proporcionan con también imponentes- son la otra gran baza.
No hay pérdida, pero si en algún momento dudamos, en cuanto topemos con una original fuente-abrevadero con la cabeza de un caballo tallada en madera, sabremos que estamos en el buen camino, y cerca ya de la meta: el nacimiento del Río de Las Truchas.
Sin dejar en ningún momento la pista, un embalse a mano derecha nos indicará el fin de la ruta. Sólo nos quedará bajar el pequeño tramo que nos conducirá directos al paraje. Un rincón de ensueño protegido por monte y dotado además de un merendero en el que poder degustar un merecido almuerzo antes de retomar el camino de regreso a Mosqueruela. Pero antes, disfrutad de este ‘kit kat’ en plena naturaleza y de las muchas bellezas que exhibe Las Truchas. Su verde. Su silencio. El aire. El agua cristalina de su embalse. Su molino. Y es que, ¿sabíais que desde el siglo XIV se documentan tres molinos funcionando en este río, aprovechando el agua sobrante de uno a otro? No obstante, en la actualidad sólo uno se conserva completo, el Molino de Las Truchas. Un molino de cubo que tiene una estructura de piedra en forma de torre.
Lo dicho. Disfrutad del ‘paseo’, del entorno, de la compañía, del almuerzo, de la tranquilidad… ¡y buen camino de vuelta!
Las imágenes utilizadas en este artículo son de ‘Esencia de Pueblo’ y ‘Allá vamos’. ¡Muchísimas gracias!